Craving de turbulencia
Sentir turbulencia en un avión es la solución perfecta cuando cada parte de mi cuerpo se siente triste.
Sentirme repentinamente tan pequeña hace que todo alrededor cobre sentido.
El universo da luz en mí un sentimiento delicioso, vertiginoso, de una soltura exquisita.
El avión puede moverse repentinamente, pero es muy poco probable que caiga estando en el aire.
Es casi perfecta la libertad que me da el dejarme sentir con cada vena, órgano y célula …y más cuando es entre nubes, colores y lejos del suelo.
Que imperfecta libertad el dejarme llorar... quien está a mi lado se sentirá demasiado incómodo como para voltear.
Cada pasajero va inundado en sus pensamientos o en sus videos.
Mientras tanto voy disfrutando del vuelo y a la espera de la adrenalina a que lleguen episodios de turbulencia para aliviar el hecho de que a veces nos sentimos suspendidos en el aire sintiendo como si nada ni nadie nos sostuviera. Y así, la turbulencia me recuerda que existe una magia inexplicable y que a pesar de que me sienta tambaleado, mareada, asustada, aterrada y sola… es difícil caer una vez que ya has aprendido a volar.