Sed de cantar
Curiosamente cualquier plan que involucre karaoke, la mayoría terminarán cantando y al final tal vez haya una fila interminable por tener el micrófono.
Últimamente he tenido que tomar más Ubers de lo normal, en menos de 3 semanas curiosamente me han tocado 3 conductores que han dejado a un lado la pena y que cantan absolutamente todas las canciones que pasan en el radio y no con actitud discreta sino todo lo contrario, le ponen todas las ganas y sentimiento en su canto. Yo feliz, sonrío y por supuesto… canto con ellos.
Que trayectos tan liberadores y especiales, 3 desconocidos que se convirtieron en mis compañeros de canto durante el trayecto. De esas veces que disfrutas el trayecto y pierdes la noción de hacia dónde vas o de si vas a tiempo.
En lo personal, siempre me ha gustado cantar, en todas partes y durante varias veces al día lo hago: coche, regadera, en mi mente, en el trabajo, cuando camino, al lavarme los dientes, hasta cuando estoy escuchando a alguien de repente me doy cuenta de que ya estoy cantando algo.
Cantar además de expresar, significa decretar. Sea una canción triste, de amor, de desamor, de lo que sea. Cantando expresamos, cantando sanamos, cantando desahogamos, conectamos con nosotros mismos.
Durante un concierto, date cuenta en como terminas sintiendo cierto compañerismo por las personas que te rodean, aunque en tu vida las hayas visto; todos en ese lugar se convierten en cómplices por el siempre hecho de cantar al mismo tiempo.
Se activa una deliciosa endorfina que incrementa conforme sale cada nota desde lo más puro, honesto y emocional de nuestro ser.
Es mágico cantar letras que en ese momento describen lo que sentimos, como si se prendiera un switch de pasión por quedarnos sin voz con tal de acompañar la letra que escuchamos.
Sin duda.. Somos más felices cuando cantamos.