Overwhelming

La rapidez en la que podemos obtener información es increíble, las vías para comunicarnos cada vez son más inmediatas y sin embargo tener tanta información a la mano nos puede llevar a ser menos conscientes.

En cuestión de segundos podemos ser inundados de lo que parecieran vidas, cuerpos, relaciones y trabajos perfectos en nuestras redes sociales. Ver este grado  de “perfección” que curiosamente pareciera que abunda a nuestro alrededor, causa cierto cosquilleo de curiosidad que puede llegar a convertirse en una atracción enorme por querer llevar a cabo literalmente todo lo que escuchamos de nuestras amigas, de las bloggers que seguimos,  de la TikTokera más sexy , incluso terminamos comprando, vendiendo, probando ó dejando de hacer tantas actividades con el afán de .. SI querer mejorar, pero a costa de qué? Los cambios y las cosas que vamos probando realmente son para mejorarnos a nosotros mismos o es para ser o tener más que quien nos rodea? La sobresaturación de información llega a ser abrumadora;  somos seguidos por cookies y chache llegando a ser esclavos de videos, fotos y artículos. Todo esto está aportando para bien en nuestras vidas?

Dentro de todos los consejos que he escuchado con respecto a este tema, les comparto el que más he ha hecho sentido: Está bien querer mejorar, cambiar, probar cosas diferentes. Sin embargo antes de seguir a donde van todos, probemos aquello que realmente nos llama la atención, lo que reamente va con nosotros, es muy lindo conectar con nosotros y entender que siempre hay más que hacer y qué mejorar, el aceptarnos y apreciar el trabajo que hemos hecho al día de hoy y agradecernos por ello, así como darnos permiso para regarla y entender que no somos perfectos, que lo que le funciona al de alado no necesariamente es lo que nos funciona a nosotros y viceversa. Que todos hacemos lo mejor en nuestra posibilidad y poco a poco seremos más consientes, confiaremos más en nosotros y seremos capaces poner sanos límites en ver, escuchar y probar cosas que en verdad  nos sumen y no las que nos afecten o nos causen ansiedad.

Nosotros mismos creamos nuestras propias limitaciones y siempre será la mejor opción  poder construir y mejorar… procuremos que ese crecimiento sea a través de la verdad, de nuestra verdad.

Atrevámonos a exponer lo que realmente nos gusta, dejando a un lado el miedo a que nos rechacen por tener gustos, opiniones, rutinas diferentes y por otro lado a eliminar ideas que se fueron sembrando en nuestra mente sobre- cómo deberíamos de pensar, cuánto deberíamos de pesar, a qué edad nos deberíamos de casar, de qué forma deberíamos comer, a que personas deberíamos de seguir,  entre tantas más… no necesariamente debemos ser lo que la programación colectiva dice que debemos ser. No hace sentido forzarnos a ser todos iguales, tener diferencias entre nosotros hace mucha más magia de la que pensamos.

Demos un paso atrás en la información que diario nos bombardea y despertemos al hecho de que somos capaces de decidir qué tipo de información queremos recibir y dar en nuestras vidas.

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Reiniciando nuestra rutina